Hablar es una
curiosa película. Tiene agilidad, ligereza, no banalidad. Al mismo tiempo es
una película honda, coral e intensa.
Está
rodada al modo de un plano secuencia. Desconozco si hay algún corte, no lo
parece, tal vez en la escena de la televisión. Esto. que podría hacerla plúmbea
y pretenciosa, la convierte en una especie de comida de degustación: pequeños
platos, todos te gustan, algunos más que otros, pero de todos quieres saber
más.
Sin
contar mucho de ella: Hablar arranca
en la salida del metro de Lavapiés. La cámara se demora en un joven que tiene
una cita a ciegas. Pero pasa ante él otro personaje y la cámara abandona al
primero y sigue al nuevo. Así se suceden historias, retazos que vamos
completando y que se van ensamblando sin hacerlo del todo.
Me
gusta especialmente la escena del hombre que discute con su madre sobre el porno
y las fantasías sexuales: delirante. También el casi arresto de Sergio Peris-Mencheta en un papel divertidísimo con
su hermana echando la bronca a los policías.
Me
decepciona el final: teatral. Es el único defecto que saco a una película que,
sin ser redonda, es fresca, divertida y apetecible. No cosechará premios de
postín, pero es muy superior a casi todo lo que hay en cartelera.
Título original: Hablar
Año: 2015.
Duración: 75 minutos.
Nacionalidad: España.
Dirección: Joaquín Oristell.
Guión: Joaquín Oristell.
Reparto: Goya
Toledo, Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, María Botto, Antonio de la Torre, Raúl
Arévalo, Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Álex García…
7 sobre 10