sábado, 21 de mayo de 2016

HABLAR

Hablar es una curiosa película. Tiene agilidad, ligereza, no banalidad. Al mismo tiempo es una película honda, coral e intensa.

Está rodada al modo de un plano secuencia. Desconozco si hay algún corte, no lo parece, tal vez en la escena de la televisión. Esto. que podría hacerla plúmbea y pretenciosa, la convierte en una especie de comida de degustación: pequeños platos, todos te gustan, algunos más que otros, pero de todos quieres saber más.

Sin contar mucho de ella: Hablar arranca en la salida del metro de Lavapiés. La cámara se demora en un joven que tiene una cita a ciegas. Pero pasa ante él otro personaje y la cámara abandona al primero y sigue al nuevo. Así se suceden historias, retazos que vamos completando y que se van ensamblando sin hacerlo del todo.

Me gusta especialmente la escena del hombre que discute con su madre sobre el porno y las fantasías sexuales: delirante. También el casi arresto de Sergio Peris-Mencheta en un papel divertidísimo con su hermana echando la bronca a los policías.

Me decepciona el final: teatral. Es el único defecto que saco a una película que, sin ser redonda, es fresca, divertida y apetecible. No cosechará premios de postín, pero es muy superior a casi todo lo que hay en cartelera.



Título original: Hablar
Año: 2015.
Duración: 75 minutos.
Nacionalidad: España.
Dirección: Joaquín Oristell.
Guión: Joaquín Oristell.




7 sobre 10

domingo, 1 de mayo de 2016

UN OTOÑO SIN BERLÍN

Tengo la sensación de que he visto una película de cine-club, en el mejor sentido de la expresión. Una película casi francesa, de ésas en las que no pasa gran cosa y, al mismo tiempo, te mete en los personajes.

Porque hay películas exógenas y endógenas. Ésta es de las segundas.

Una joven, una magnífica Irene Escolar. Vuelve de unos años en Canadá. No sabemos por qué se fue ni tampoco por qué ha vuelto. Su familia, sin madre, vive en la comodidad de una casa grande, su padre médico, su hermano aspirante a rockero. Otro hombre se ha quedado allí, herido, su novio Diego, del que apenas sabemos: se dedica a escribir y tiene una especie de agorafobia. Su relación es difícil: hay apego, nostálgica y una pizca de resentimiento por parte de él.

Esto es todo. No he contado spoilers, aunque daría igual. Es una historia de sentimientos, de soledades, de damnificados por ese cristal frágil que somos los seres humanos.

Recomiendo a los que gustan de historias elaboradísimas que no pierdan el tiempo con esta película. Recomiendo igualmente su visión y disfrute a los que amen estas historias pequeñas, delicadas y próximas.

Está rodada casi íntegramente en las calles y en dos casas de Amorebieta, en el País Vasco. No precisa más, es uno de sus aciertos.

Irene Escolar es una actriz sensacional, expresiva, sin necesidad de esos papeles histriónicos en los que una interpretación contenida y ajustada no tiene lugar.

Me parece injusto que estas películas pequeñas pasen tan desapercibidas y nos llenemos los ojos de tontunas explosivas: tras la detonación solo quedan el vacío y los escombros.

  

Título original: Un otoño sin Berlín
Año: 2015.
Duración: 95 minutos.
Nacionalidad: España.
Dirección: Lara Izagirre.
Guión: Lara Izagirre.



7 sobre 10