
Seguro que alguien dice que la trama lo necesita. Pues no
sé. La trama no es compleja, sino alambicada, que no es lo mismo. Y lo que es
peor, innecesariamente alambicada. Porque tiene personajes fabulosos, muy especialmente
Anastasia y Lev, pero también Arma, tantos. Tantos que son demasiados. Algunos
apenas tienen relevancia, como Irina. Los policías lo mismo de lo mismo, cierta
sensación de que no pasaba nada si se prescinde de ellos.
Parece que estamos asistiendo a un guión de una película empeñada
en sorpendernos cada minuto con algo nuevo. Y al final las sorpresas se tornan
previsibles y dejamos de creen en la historia. Cada vez me recuerda más al juego de las caretas de Misión imposible: 3.
La trama, por cierto, se derrumba al final de un modo
sentimentaloide, se nos caen los personajes, se acaba el libro, me da igual
quien es el asesino y quién se queda con quién y tampoco pasa nada especial en mi
vida. Bueno sí, unas cuantas horas de entretenimiento veraniego y la sensación
de que el escritor da mucho de sí, pero se ha empeñado en hacer algo fácil,
digerible y folletinesco.
Y ahora es cuando digo que me gustó mucho más La verdad sobre el caso de Harry Quebert.
Autor: Joel Dicker.
Título original: L'énigme de la chambre 622.
Editorial: Alfaguara.
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego.
Edición: 1ª.
Lugar: Barcelona.
Año: 2020.
Número de páginas: 619.
4 sobre 10