jueves, 17 de septiembre de 2015

MR. HOLMES

Qué raro. Ayer fui al cine a ver esta película. Y me gustó. Hoy no tanto. El reposo de una noche le ha sentado mal. Pero el caso es que no muy mal. A ver si me aclaro.

Cuenta la historia crepuscular de un Sherlock Holmes con 93 años. Tiene problemas de salud, cojea. Y su memoria es cada vez peor (el detalle del diario en el que ha de apuntan los olvidos es conmovedor). Está escribiendo un caso que no logró resolver, un caso que le ha perseguido con una culpa recurrente de la que necesita liberarse con la escritura. Y también con ese niño, hijo huérfano de su ama de llaves. Y también con las abejas.

En este sentido, la historia es crepuscular, melancólica. Trata de los estragos de la vejez sobre la razón (la Lógica, en Holmes con mayúscula), la culpa, la redención. Los sentimientos. Es una película que busca los sentimientos que tan bien entendió Pascal y que precisa finalmente Holmes.

Los actores están impecables, especialmente Ian McKellen.

¿Qué falla entonces? No lo sé. Creo que son innecesarios tantos flas-backs. Pero no es eso. Un cierto pulso, algo que no acaba de llegar, una mayor solidez o empaque, la proximidad que va y viene y no acaba de asentarse.

En todo caso, recomendable. No excelente, eso sí. Aunque mejor que ese par de engendros de mamporreros que vimos los últimos años.



Título original: Mr. Holmes.
Año: 2015.
Duración: 104 minutos.
Nacionalidad: Reino Unido.
Dirección: Bill Condon.
Guión: Jeffrey Hatcher (Novela: Mitch Cullin).



7 sobre 10

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