No es una gran película, aunque sí muy estimable; pertenece a eso que yo califico de película de cine-club. Sin embargo la vi en casa, en varias fases. Y me gustó. Es amable y dura a la vez: amable con los personajes (personas), muy dura con el tema tratado.
No tanto por lo que muestra, sino por lo que sabemos, por todos los amigos y familiares que conocemos en situaciones similares.
El protagonista es un cincuentón expulsado del mundo laboral que intenta volver. Le ofrecen cursos de reciclaje completamente inútiles (para cubrir el expediente, para que los que gobiernan finjan que se ocupan de ello).
El personaje principal, casi
el único, mantiene unas conversaciones directas, sin disimulos ni disfraces con
los encargados de gestionar su colocación, con los que van a comprar su caravana
y no cumplen su palabra… Pero la transformación de él es hacia el silencio, que
no la aceptación. El sistema le dice que cuenta con él pero no es así, y,
cuando finalmente consigue un empleo, es para hacer de perro de presa con sus
compañeros de trabajo, tan víctimas como él.
Me gusta mucho el movimiento
de cámara, tembloroso, humano. Y el
final, magnífico, digno.
Título original: La loi du marché.
Año: 2015.
Duración: 92 minutos.
Nacionalidad: Francia.
Dirección: Stéphane Brizé.
Guión: Stéphane Brizé, Olivier Gorce
Reparto: Vincent Lindon, Yves Ory, Karine De Mirbeck, Matthieu Schaller, Xavier Mathieu,Noël Mairot, Catherine Saint- Bonnet, Roland Thomin…
Puntuación:
6 (sobre 10)