Adaptar la obra de Albert Camus al
formato de novela gráfica es un atrevimiento. Yo diría que un maravilloso
atrevimiento. A las nuevas generaciones les cuesta leer el libro tradicional; la
novela gráfica, no tanto.
No soy un experto, por lo que diría
que la novela gráfica es un cómic (o tebeo) que narra una historia más o menos
tradicional, que de este modo tiene otro formato, como también lo tiene una
película o una serie de televisión. Nada que objetar, al contrario. No es mi modo
preferido de recibir una historia, pero lo frecuento.
Conozco el texto de Camus. Conozco
su obra. La he leído en francés y también en español. De El extranjero hay un par de traducciones: una bastante floja de
Bonifacio del Carril en Alianza y otra, tampoco extraordinaria, pese al pedigrí
de autor de la versión, José Ángel Valente. Alianza hizo con ella una hermosa
edición hace pocos años a un precio más que razonable (22 €), con dibujos de
José Muñoz. En mi casa está en un atril, como un bello objeto en el que a veces
me detengo, leo, miro. Me gustan sus ilustraciones, aunque no tanto -y lo
lamento- su mejorable traducción.
Estos días de navidades vi en mi
librería de referencia unas novelas gráficas y compré tres, para personas a las
que quiero (incluido yo). Me reservé El
extranjero, que he leído/mirado con agridulces sensaciones.
El dibujo me agrada. Tiene el ritmo
adecuado, no pierde tensión ni pulso narrativo, diferencia bien las partes del
original. El tipo de ilustración me atrapa, me la imagino bien ajustada, la luz
argelina, la prisión…
No me agrada el aspecto que
Ferrandez ha dado al personaje principal, un Meursault excesivamente joven,
rubiales, más pasota que nihilista. Su indiferencia no me resulta
desasosegadora. No acabo de reconocer en él al de Camus. Y no porque Ferrandez
lo traicione o lo tergiverse, tal vez sea cosa mía; simplemente yo lo imaginaba
distinto.
Lo peor es la traducción. Está mal
hecha, simplemente. Está precipitadamente transcrita, a veces sin sentido, con
graves errores, con tratamientos sucesivos de un absurdo plural (“tenéis”) al
usted (“tiene”) o al tú (“tienes”); en francés siempre es “vous” (“usted”). Supongo que se ha hecho demasiado deprisa o que no
se ha revisado lo suficiente. Esto es muy común, cada vez más, pero no por
frecuente es tolerable. Hay que mejorarlo. Incluso el título, en el que se escribe
El Extranjero, con una mayúscula que
no existe en el original. O, en la última página, en la que por tres veces se
habla de Algeria en vez de Argelia.
Algunos dirán que eso es
irrelevante. Pero no lo es. Un mal texto es como un camino lleno de piedras: te
tropiezas con ellas y no puedes ver el paisaje (en este caso las
ilustraciones). Por lo tanto, algunos aspectos a mejorar y otros estupendos.
Título original: L’étranger.
Autor:
Jacques Ferrandez (adaptación en novela gráfica de la obra homónima de Albert
Camus).
Editorial:
Norma.
Traducción:
Unai Velasco.
Lugar:
Barcelona.
Año: 2014.
Número de
páginas: 134.
Precio: 22
€.
6 (SOBRE 10): ACEPTABLE SEGÚN Y CÓMO