sábado, 30 de septiembre de 2017

EL JUGADOR DE AJEDREZ

Tengo una sensación extraña al terminar de ver la película. La sensación de que la película merecía más y también la sensación de que hubiera gustado más si fuera… extranjera.

Pues sí. El jugador de ajedrez es una historia bien contada, nada sorprendente, parecida a las miles de historias similares que debieron tener lugar en ese tiempo tan terrible para Europa: los años 30 y 40.

Todo comienza con el encuentro entre un jugador de ajedrez que acaba de ganar el campeonato de España y una mujer francesa: se enamoran, claro. Llega la guerra y los tibios y equidistantes lo tienen mal (siempre lo han tenido mal): acaban marchando a París, ya casados y con una hija. Allí se encuentran con la invasión nazi y con nuevos problemas.

Me gusta la historia. No la desvelo. Está bien narrada, con pulso, con una ambientación fabulosa, que me creo desde el principio hasta el final, como si estuviéramos allí y entonces. El director no se dedica a esos mareantes cambios de tiempo, lo agradezco; no la complica innecesariamente. En ese sentido, es una película académica.

Los aficionados al ajedrez disfrutarán aún más porque se desarrollan unas cuantas partidas. Parte de la trama es el juego. Y también ese tablero que fabrican en la cárcel con tiza y cuyas fichas construyen con la cal húmeda de las paredes.

Buenas interpretaciones aunque, para mi gusto, el protagonista (Marc Clotet) es un poco blandito y a veces no me lo creo.

Magnífico final. Esperado y previsible, pero estupendo. Podría seguir 15 minutos más, pero para qué, es perfecto.




Título original: El jugador de ajedrez.
Año: 2017.
Nacionalidad: Española.
Duración: 98 m.
Dirección: Luis Oliveros.
Guión: Julio Castedo.
Música: Alejandro Vivas.
Reparto: Marc Clotet,  Melina Matthews,  Alejo Sauras,  Stefan Weinert,  Mike Hoffmann, Andrés Gertrúdix,  Pau Durà,  Lionel Auguste,  Maarten Dannenberg, Christian Stamm,  Juan Del Santo,  Blanca Zurdo 




Puntuación: 7 (sobre 10)

lunes, 11 de septiembre de 2017

CUESTIÓN DE FE

Tengo con Donna Leon una relación desigual. Me gustó mucho al comienzo, muchísimo. Después, bien, correctas novelas. Y las últimas leídas me parecían puro oficio, absolutamente prescindibles, epidérmicas.

Ésta la saqué de la Biblioteca porque me apetecía leer algo ligero y entretenido. Y, como siempre, está bien escrita, es ágil, muy bien ambientada… Los personajes aparecen de nuevo, los conocemos bien: el comisario, Paola, sus hijos, Vianello, la señorita Eletta, Patta…
Pero en esta novela (la número 19 de las 26 de la serie Brunetti) hay algo que apunta el título: va sobre la fe. No sobre la fe religiosa, sino sobre una variación de ésta: la fe en toda esta serie de gentuza que abusan del mal ajeno, de la debilidad y de la enfermedad para hacer asquerosamente negocios. Cuando se pierde el sentido de lo real sólo queda la fe. Cuando la medicina ofrece pocas esperanzas o exige demasiados esfuerzos, queda la fe. Los charlatanes abusan, engañan, estafan. A veces incluso son culpables de la muerte de enfermos que podrían curarse con la medicina científica. O sea, con la medicina.

También, asociado a este tema, aparece el tema del amor como fe. Un amor ciego y ciertamente irracional. No puedo revelar más.
Ha merecido la pena recuperar a Donna Leon. Estupenda novela. Creo que seguiré con las que me quedan, espero que no me defraude.


Título original: A Question of Believe.
Autor: Donna Leon.
Editorial: Seix Barral.
Edición: 1ª.
Lugar: Barcelona.
Año: 2010.
Número de páginas: 315.
Precio: 18,50 €.



Puntuación: 7 (sobre 10)