sábado, 7 de noviembre de 2015

LA VIDA DE BRIAN

El finde pasado volvía a ver, tras muchos años, La vida de Brian. Lo pensé bien: puede que ya no nos hagan gracia sus gags. Pero sí. La vi pertrechado de las ostentóreas risotadas (Gil y Gil dixit) que proferí en el cine, al unísono con el aforo casi completo del patio de butacas.

Como entonces, la vi en versión original subtitulada, porque la madre de Brian (ese hombre) es media película, y su impostada voz, hombruna, mal disimulada, cínica y acomodaticia, la tenía grabada en la memoria. Un placer volverla a escuchar.

Y también la escena de la pintada con las faltas de ortografía, el comando suicida en la crucifixión, las gansadas de los que se esconden mientras entran romanos y romanos y no encuentran nada, el follón de la denominación del grupo político… Y la adoración de los magos, y la delirante escena de Pijus Magníficus que no consigue liberar a ningún preso… Tantas que me río de recordarlas en su traca sin pausas.

Pero la sensación que predominaba en mi cabeza al terminar es que hoy no sería posible. O sería distinta. Porque nos hemos vuelto unos meapilas, unos censores de nosotros mismos, porque nos plegamos ante el primero que se ofende (y los creyentes suelen ofenderse).

Esa película no puede ser la misma sin transgresión, sin ese desparrame permanente, sin esa chirigota a costa de los cimientos de Occidente. Lo correcto no siempre es lo más divertido. Por eso ya no espero ver nada parecido en cine. La vida de Brian es más que una joya: es un bien que debería ser declarado de interés para la salud pública.


Título original: Monty Python's The Life of Brian .
Año: 1979.
Duración: 93 minutos.
Nacionalidad:  Reino Unido.
Dirección: Terry Jones.
Guión: Terry Gilliam, John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman, Eric Idle, Terry Jones.
Música: Geoffrey Burgon.




9/10

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