Una película
que vale la pena. Entre la bobería habitual, tenemos aquí una secuencia de la
historia reciente de Alemania muy bien narrada. En el año 1956 no existe aún el
muro de Berlín. En 1956 los húngaros reaccionan a la dominación e imposición
soviética con una revuelta que acabó -como casi siempre- en baño de sangre.
Un grupo de adolescentes berlineses escuchan retazos de lo que ocurre y deciden solidarizarse con lo que está ocurriendo en Hungría con un minuto de silencio en clase, ante la estupefacción y luego el enfado del profesor. Lo que pudo ser un acto testimonial de unos estudiantes tibiamente politizados, más bien sólo jóvenes, comienza a tomar volumen y dimensiones que amenazan a todos.
A ese
transcurrir se asoman las vidas de sus padres: el héroe de la guerra que no lo
era tanto (o no lo era en absoluto), el antiguo sublevado que ha agachado las
orejas y se ha acomodado para sobrevivir, el jerarca prisionero de sus palabras
y sus dogmas… Se asoma el miedo.
Sólo
los jóvenes representan la inocencia, el mundo que puede ser cambiado. Pero los
débitos de su país y de su familia son demasiados. El nazismo pesa y el
socialismo (real) ha impuesto su zarpa fosilizándose demasiado pronto sobre una
condición humana que siempre es la misma.
Termina
mal. O bien, no estoy seguro.
Y es
algo que ocurrió. Ocurre a menudo, pero los que caminan por la Historia como la
infantería tienen pocas opciones. Alguna sí.
Recomendable.
Algo maniquea, pero estupenda en líneas generales.
Título original: Das schweigende Klassenzimmer
Año: 2018.
Duración: 111 m.
Nacionalidad: Alemania.
Dirección: Lars Kraume.
Guión: Lars
Kraume (Libro: Dietrich Garstka).
Música: Christoph Kaiser, Julian
Maas.
Reparto: Jonas Dassler, Judith Engel, Tom Gramenz, Michael
Gwisdek, Max Hopp,Rolf Kanies, Burghart
Klaußner, Lena Klenke, Daniel Krauss, Florian Lukas,Isaiah
Michalski, Rainer
Reiners, Leonard
Scheicher…
Puntuación 7 (sobre10)
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